Nuestros viñedos
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Nuestros viñedos

Nuestras parcelas fueron plantadas en distintas épocas. Las más antiguas tiene más de un siglo y datan de las primeras replantaciones tras la filoxera.

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El Terroir

Cuando la tierra y la naturaleza se alían a favor de la excelencia.

El viñedo de Conde de los Andes se ubica a orillas del Ebro y bajo los riscos de la sierra de Toloño, entre los municipios de Briñas y Haro (La Rioja) y Labastida (Rioja Alavesa).

Por su singularidad y carácter, nos centramos en las viñas más altas, protegidas entre laderas agrestes y peñas de arenisca. Desde sus cepas viejas de cultivo tradicional, contemplamos una bella panorámica del valle del Ebro y de toda la Rioja Alta.

Suelos

Suelos

La mayor parte de nuestros parajes de viñedo, formados hace 22 millones de años, se sitúan en terrenos formados por arenas, areniscas calcáreas y arcillas ocres. Óptimos para conseguir aromas vivos y expresivos.

Son terrenos pobres en materia orgánica, muy aptos para el viñedo. Drenan bien y aportan a los vinos un sutil carácter de mineralidad caliza.

Clima

Clima

Mediterráneo continental con una  marcada influencia atlántica.

La orografía variada y las múltiples orientaciones particulares crean microclimas muy localizados. Casi cada parcela tiene sus propias condiciones.

En general, gracias a la protección de la sierra de Toloño, las viñas se mantienen a resguardo de los vientos fríos y húmedos del norte.

Tradición

Tradición

La ribera del Ebro en Haro y Briñas, y los valles que nacen de la sierra y se deslizan hasta el río, han sido cultivados desde antiguo.

La propia composición de las parcelas, de tamaño pequeño y forma irregular, adaptada a la orografía, indica la pervivencia de un cultivo tradicional.

Siglos atrás, buena parte de estas tierras fueron pasto y cereal, con la viña en las zonas más pobres y difíciles.

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El Viñedo

Cepas viejas de variedades autóctonas.

Nuestras parcelas fueron plantadas en distintas épocas. Las más antiguas tiene más de un siglo y datan de las primeras replantaciones tras la filoxera. Las más recientes son ya viñas maduras, de más de 40 años de media.

En los valles serranos conviven tres principales variedades autóctonas: las tintas tempranillo (mayoritaria) y garnacha, y la blanca viura. Y en nuestros parajes de río,  tenemos también viñas viejas de malvasía riojana.

Amor a la tierra

El cultivo del viñedo de Conde de los Andes es responsabilidad de viticultores de la zona, con una experiencia de varias generaciones. Al perfecto conocimiento del medio se suma su extraordinario saber práctico.

Este factor ha permitido mantener y optimizar una viticultura tradicional y al mismo tiempo preservar las virtudes del lugar: suelos sanos, un entorno natural de gran diversidad, viñas de elevada edad y un paisaje equilibrado.

Las prácticas culturales consisten en un laboreo suave y unos tratamientos adaptados al ciclo de cada añada, teniendo como máxima la salud de las vides y del entorno.

Trabajo bien hecho

Con la vendimia culmina todo el conocimiento sobre el terreno. Por eso cosechamos la uva en el preciso momento en que lo necesita cada paraje o parcela concreta.

Los racimos se recolectan a mano y se transportan en cajas de 15 Kg hasta la bodega de Ollauri.